Según diversas agencias de marketing, un adulto promedio recibe entre 8 y 10 mil impactos publicitarios al día.
Estamos expuestos a una cantidad abrumadora de marcas. Pero en la mayoría existe una constante, los patrones se repiten replicando un solo tipo de hombre y de mujer: piel clara, cuerpos perfectos, rostros impecables, claro, sin marcas de ningún tipo.
Pero, ¿qué pasa con todos aquellos que no entran en esta categoría? ¿Desaparecen? ¡No! Aproximadamente el 4% de la población cumple con las características citadas arriba y el resto somos seres humanos terrenales, sin ese toque “celestial”. Y no está mal ser “normalitos”, aquí la cuestión es que cuando se repite con tanta vehemencia que lo correcto y aceptable es parecerse a cierto tipo de ser humano, los demás quedan fuera del juego. Lo que se no se ve no existe.
Y ese es el gran problema, porque por no mencionarse, no se desaparece. Pero al no reconocerse con los patrones establecidos comienzan los problemas. ¿Estamos mal por no parecer modelos, por no tener determinada estatura, talla o color de cabello? No, en realidad no, lo que sí está pésimo es sentirse mal por ello.
Desde hace más de una década surgió el movimiento body positive, que es ver al cuerpo en positivo, con las características que este tenga. Se trata de visibilizar lo que es normal, porque hay gente de todas las estaturas, colores de piel, complexiones, con pecas, lunares, que no están felices todo el tiempo corriendo en la playa o en una colina con una sonrisa en el rostro. Lo normal es también transitar por todas las emociones.
Se trata con desprecio, y muchas veces con crueldad, al que es diferente sin el menor remordimiento.
Body positive se ha confundido con “promover la obesidad”, pero eso denota la gordofobia a la que la gente de tallas XL se ve enfrenta. Por eso ha sido uno de los primeros grupos en sentirse identificados con este movimiento, por el rechazo constante y normalizado al que la mayoría se ha visto expuesta durante su vida.
La modelo Jennifer Barreto – Leyva menciona en su blog del Huffington Post que body positive “se trata de visibilizar lo que se ha escondido y querido tapar por décadas, las realidades del cuerpo humano y del ser humano: orientación sexual, estrías, celulitis, acné, sobrepeso, enfermedades…”
Se nos vende la idea de que tenemos un cúmulo de defectos por no estar en lo que la regla dicta; que “hay que tener buen cuerpo para usar esto o aquello”; que qué bonito el movimiento, pero “mejor que se pongan a dieta”; que qué lindo color, pero “te hace ver más prieta”… Los cuerpos son distintos, las tallas también, ni se diga la pigmentación de piel, el problema es que se vean como defectos que se deben corregir.
Jennifer menciona: “Esto no es para glorificar nada, esto es para normalizar y visibilizar lo que ha estado ahí y nos queremos negar a ver, este movimiento se trata de concientizar el respeto en el otro, luzca como luzca y sea quien sea, punto. Si causa dolor, incomodidad y estigmas, no es positivo, no es humor, y no se debe decir o hacer.”
Reconocerse y aceptarse puede ser una tarea muy ardua, sobre todo porque se nos ha enseñado a no hacerlo; acciones como agradecer que tengamos un cuerpo y que nos ayuda para vivir, sentir y reconocer todo lo que hace por nosotros, puede ser el inicio del camino que nos motive a vernos con otros ojos. Es tu cuerpo y eso lo hace un buen cuerpo.